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SANTIDAD SACERDOTAL

«Nuestra santidad está en esas pequeñas cosas… ¿Tú vas a Dios y le dices que estás dispuesta a ser víctima por los sacerdotes?… ¿Y ahora que te contrarían…? Pues ahora tienes que sonreír y decir de verdad al Señor «te amo». Al hacerlo así, se une mi alma al Señor de verdad. Entonces estoy siendo lo que Él quiere que sea» (Meditación 4/5/1958).

«¡Qué alegría esa sed ofrecida para que los sacerdotes tengan hambre y sed de Cristo!» (29/7/1958)

«Dispuestas a darlo todo y a darnos totalmente en holocausto por los Sacerdotes» (28/6/1958)

¿Sabes las almas sacerdotales que habrá vinculado a tu recogimiento, oración y sacrificio? ¡Qué dolor si por no ser generosa lo dejaras a Él esperando! Esfuérzate, lánzate, empieza una vida de voluntad Divina» (Huéscar, 30/X/1957)


«Oración, Misa, Comunión, trabajo, estudio. Dáselo todo al Señor, con amor, para sus sacerdotes. Dáselo por medio de María, la criatura que más agradó a Dios» (27/I/1957)